Marc Seguí: la joven
estrella del pop español con el reto de hacer olvidar unos tuits malditos
El músico mallorquín, en su pico de popularidad con su primer disco, cuenta por qué puso hace cinco años unos mensajes machistas y homófobos que dice que no le representan.
Marc Seguí tiene 23 años. Cuando contaba 18 utilizó su Twitter
para escribir unos mensajes que él (y todo el mundo) define como “deleznables,
horrorosos”. “Si consultas la palabra ‘malo’ en el diccionario de sinónimos te
saldrá lo que significan esos tuits”. Dos de ellos: “Espero que al llegar del
curro mi madre me haya hecho la comida, si no tendré que pegarle por ser una
mala mujer”; “obviamente si un tío se maquilla es maricón, a la hoguera”. Hoy,
cinco años después de estos tuits, Seguí (nacido en Mallorca en 1998) lleva las
uñas pintadas de rojo y se ha convertido en una de las grandes estrellas del
pop español del momento. Su canción Tiroteo, junto a la
estrella latina, y pareja de Rosalía, Rauw Alejandro alcanza
los 250 millones de reproducciones en Spotify; cierra el año como el octavo
músico español con más oyentes mensuales en esta plataforma (la primera es
Rosalía), y buena parte de sus seguidores son mujeres y gais. ¿Existen las
segundas oportunidades? El propio Seguí no lo tiene claro.
“Entiendo totalmente las críticas. Es un trauma con el que voy a
cargar toda mi vida. Ahora soy yo el que tiene que demostrar que no soy así.
Soy consciente de ello y de que me va a costar. Tengo asumido que habrá gente
que siempre diga: ‘Este tío tiene estas ideas’. Si me dijeras: ‘Te
vamos a quitar la canción Tiroteo y también esos tuits’, lo
firmaría ya, lo juro”, cuenta a borbotones el cantante en una cafetería del
centro de Madrid. Uno de sus desafíos es que se crea su versión, que es esta:
“En esa época se hablaba mucho del movimiento LGTBI y del feminismo en Twitter.
Y mis colegas y yo dijimos: ‘Oye, si todo el mundo está hablando de esto, igual
si ponemos cosas negativas mucha gente saltará y empezará a hablar de
nosotros’. El objetivo era llamar la atención y crear polémica. Si en esa época
hubiese otro tema candente, pues lo hubiésemos elegido. Pero era este.
Estábamos en un cuarto fumando petas. Éramos unos niñatos
gilipollas”. Entonces Seguí trabajaba de dependiente en un Zara Home de
Mallorca. Todavía no se dedicaba a la música profesionalmente.
Aquellos mensajes se hicieron virales. A dos de sus amigos
implicados les despidieron de su trabajo. A él no, pero su jefe le pidió
explicaciones. Al igual que su madre, su padre, su hermano… Cerró su cuenta de
Twitter y se metió debajo de la sábana a esperar que pasara el chaparrón. Pero
no amainó. Solo fue una tregua. “Vivía con miedo, porque sabía que estaban ahí
y podían salir. Sobre todo cuando empezó el fenómeno Tiroteo. Tenía
que haber dado explicaciones antes, pero fui un cobarde”, asume. Con la canción
sonando en todas las plataformas el verano pasado y después de que Seguí
condenara el brutal asesinato homófobo de Samuel Luiz, alguien con capturas de los mensajes (él los borró) los
publicitó. “Las redes rescatan tuits homófobos y machistas de Marc
Seguí”, titularon algunos medios.
Seguí grabó un vídeo dando explicaciones: “Hace unos años me
puse a tuitear burradas increíbles haciendo el gilipollas con el motivo de
llamar la atención. Era un chaval sin conocimiento que convivía con actitudes y
comportamientos que eran asquerosos. Estoy obviamente avergonzado de que en
algún momento de mi vida haya podido poner cosas tan heavies. Tengo
muchas cosas que desaprender. Quiero formar parte de una sociedad justa, de la
que creo que hace ya tiempo que formo parte. El desconocimiento y la edad que
tenía en ese momento no me eximen de culpa y quiero pedir perdón y deciros que
me arrepiento. Después de esto quiero ser mejor persona”.
Hace un mes el cantante protagonizó una de las actuaciones más valoradas en los premios de Los40. Salió al escenario con un oso de peluche gigante y
ataviado con una chaqueta confeccionada con pompones de colores llamativos y
unos pantalones rosas. “No me visto así como estrategia. Siempre me han gustado
los colores y toda la estética infantil. Por supuesto que no sentía lo que
escribí. Y si alguien me conoce sabrá que adoro a mi madre”, repite. Su primer
disco, que se publicó hace tres semanas, se llama Pinta y colorea.
La portada es un dibujo infantil sobre tonos pastel de un niño frente a su
casa. El medio digital especializado Jenesaispop le otorgó cuatro estrellas sobre cinco. Así dice parte del
texto: “Si aquello [su mensaje de disculpas] fue un lavado de cara forzoso o un
comunicado honesto lo dirán sus acciones en el futuro y sus implicaciones
concretas con la comunidad LGTBI+. De momento hay que juzgar Pinta y
colorea por la música”.
Seguí resulta un artista más de la productiva nueva escena pop
mallorquina, con músicos como Dollar Selmouni, Xavibo,
Kvinz o Rels B. Su padre es
policía urbano en Mallorca y su madre se encuentra actualmente en el paro. Se
separaron cuando él tenía tres años y se quedó con su madre. “Nunca me ha
faltado nada en casa, pero nunca me ha sobrado. No somos gente de barrio que lo
ha pasado fatal. Vivo en una urbanización de toda la vida. Hemos tenido épocas
en las que ha habido más dinero y otras en las que menos”, relata.
Mientras su hermano mayor cursaba ingeniería, él planteó a sus
padres dejar de estudiar. “Mi padre ha sido muy exigente conmigo en la
educación. A veces era duro, pero ahora le estoy agradecido. Me ha dado una
educación del carajo. Mi madre me ha permitido más las cosas, porque soy su
nene. Los dos me han apoyado con la música y van a mis conciertos”, afirma.
Cuando dejó el colegio se puso a fregar platos, primero en un restaurante de su
ciudad y luego unos meses en un local en Londres. Al regresar encontró trabajo
en Zara Home, donde estuvo tres años, hasta que decidió jugárselo todo en la
música. Como ejemplo de músico de este tiempo su trayectoria es un cliché:
cuelga una canción en una plataforma y la viralización lo convierte en un
fenómeno masivo. Apenas ha ofrecido 17 conciertos, pero suma ocho veces más de
reproducciones en las plataformas musicales que grupos tan asentados como, por
ejemplo, Vetusta Morla.
Le gustan artistas contemporáneos como Dollar Selmouni, Sen Senra o Cupido,
pero no desdeña a los clásicos. “Me encantan Jarabe de Palo o Loquillo. Mucho
respeto a los clásicos. Mi padre me los ponía de pequeño. Cuando escribo alguna
canción se la paso a mi padre antes. Él es la prueba del algodón”, señala. Hoy
se ha independizado, vive solo de alquiler en Madrid (“pero quiero comprarme
algo pronto”) y ayuda económicamente en casa. “Lo malo de la música es la
presión, las grandes expectativas que se monta la gente a tu alrededor. Aquí en
Madrid soy el Marc Seguí cantante y todo el mundo me ríe las gracias. Hay que
volver a casa y preguntarse quién eres y de dónde vienes. Y más cuando todo va
tan rápido, como me ha pasado a mí”.
En enero arranca una gira en la que tendrá que construirse como
artista de directo. Le esperan unos 50 conciertos. Uno de ellos, en marzo, es
el festival Lollapalooza de Argentina, donde
compartirá cartel con su admirado C. Tangana y estrellas internacionales como
Miley Cyrus, Foo Fighters o The Strokes. Todo agradables noticias que no
descuidan su principal misión: “Mi reto es demostrar que esos mensajes no me
representan. Va a ser duro, pero espero conseguirlo con mi música y mi compromiso”.
Madrid - 26 DIC 2021
- 02:08 CET7
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